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Heptarquía y Cristianización

Por: Gerardo García Rojas

Tras las invasiones barbarás al imperio romano, la entonces provincia de Bretaña fue empujada hacia el oeste por causa de la llegada  de los germanos, específicamente los  pueblos anglos, sajones y jutos. Su nueva localización se encontraba en los países de Gales y Cornauilles, además de Armónica, tomando está ultima el nombre de la extinta provincia, Bretaña.


Las conquistas francesas fueron detenidas en Alemania, por lo que la evolución germánica en Inglaterra  continuó con un gran desarrollo. Los británicos, ahora ubicados en tierras más solitarias y de carácter propio, encontraron una estabilidad que les permitió el mantenimiento intacto de sus instituciones, fundando así, distintos reinos, dentro de los que destacan siete: Kent, Sussex, Wessex, Essex, Northumbria, Estanglia y Mercia.


Cada uno de estos reinos se encontraba a su vez divididos en shires, los cuales eran pequeñas comunidades conformadas por  hundreads, es decir, grandes grupos compuestos por diversas familias.


Estas divisiones  y su extensión territorial permitieron la existencia de dichos organismos institucionales, además del impedimento de la formación de un Estado único.


Al periodo que enmarca dicha situación se le conoce hoy en día como la Heptarquía anglosajona. Bajo esta integración, podemos encontrar una estructura institucional conformada por un rey,  una asamblea o witenagemot,  magistrados populares (ealderman) y distintos funcionarios reales, llamados Sheriffs. Para el año 597, el entonces papa Greogorio el Grande encargo la evangelización de tierras Británicas. El rey de Kent, Ethelberto, contrajo matrimonio con una mujer cuya vida espiritual obedecía a los estatutos marcados por el cristianismo, consolidando así, la conversión del gobernante hacía dicho pensamiento espiritual,  y mostrándose como el primer rey británico en convertirse al cristianismo. 


Tiempo después, san Agustín funda, en Canterbury, un monasterio desde el cual se encargará del nombramiento de obispos, consolidando así la cristianización de los reinos británicos. Con la llegada de la cristianización se importó el latín a nuevos territorios, sin embargo, el desarrollo de dichos pueblos estaba tan alejado de los aspectos fomentados en las tradiciones romanas que, aunados a la distancia geográfica, hacía demasiado difícil el contacto con la iglesia franca, permitiendo que dicha evangelización no afectara aspectos relevantes de su status quo, pues el desarrollo socio-cultural y económico no se vio trastornado de manera radical. 


La iglesia británica en una primera instancia organizó los trabajos de evangelización sobre los indígenas, los cuales,  tiempo después, constituyeron los primeros grupos de clérigos, cuyo trabajo permitió la enseñanza y aprendizaje de la escritura y lectura del idioma local. Así, el desarrollo de la literatura anglosajona cristiana permitió un mejor acercamiento frente a diversos grupos, cuyas barreras lingüísticas, hacían difícil los trabajos de evangelización por parte de Roma. 


Tiempo después, bajo el reinado de Offa de Mercia y la reunión de los pueblos anglosajones, los normandos llegaron a dicho territorio, desencadenando una serie de invasiones sucesivas a partir del año 839 que trajeron consigo la llegada de una numerosa población de origen danés. Bajo el reinado del Alfredo el Grande se consiguió detener a los invasores otorgándoles la región de Denelagh, propiciando que sus sucesores pudieran concretar la reconquista de todo el territorio. 


Sin embargo, tiempo después, a finales del siglo X, el rey Svend de Dinamarca comenzará la reconquista de este territorio formando un reino en donde Inglaterra y Dinamarca se encontraban unidas bajo un mismo gobernante. Poco a poco las fuerzas militares de los sucesores del rey Svend comenzaron a debilitarse y así, para el siglo XI, la dinastía danesa cae en un periodo de decadencia permitiendo que Eduardo el Confesor, príncipe anglosajón, retomará el trono sobre las tierras británicas, el cual hizo entrar a Inglaterra a la comunidad europea, pues hasta entonces, dichos pobladores mantenían una organización casi autárquica.

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