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Invasiones Escandinavas

Por: Enrique Lozano

Orígenes.


Originarios de la Zona de Escandinavia (Noruega, Suecia y Dinamarca), los Vikingos (Hombres de Norte) asolaron el territorio europeo entre los siglos VI al XI. En el nórdico antiguo, vik significa bahía, mientras que el sufijo in se refería a venir de, por lo que el termino nórdico vikingr, puede traducirse como hombre de la bahía. Posteriormente, es termino fue sinónimo de expedición o incursión naval, que a bordo de sus drakkars, llamadas así porque en la proa y popa de las naves, estaban talladas cabezas de dragón, asolaron las costas en rápidas incursiones.


Los vikingos fueron la última de las tribus germanas que asolaron Europa. Pese a su fama de feroces y crueles guerreros, también se caracterizaron por ser diestros artesanos, marineros, exploradores y comerciantes.
Su estructura social estaba basada en la agricultura y ganadería, así como la extracción de metales y el comercio con los pueblos del sur de Europa. Esta estabilidad trajo consigo un problema de sobrepoblación, lo que provoco que estos pacíficos comerciantes se convirtieran en violentos guerreros.


Sus expediciones de conquista abarcaron grandes territorios de la Europa Occidental, dirigidos por sus lideras, quienes eran excelentes organizadores, así como el empleo de tácticas militares que amenazaron la estabilidad de la actual Inglaterra y Francia.

Migración.


Los vikingos empleaban un modo se saqueo parecido a la guerrilla, donde gracias a sus veloces naves, llegaban a las costas europeas, atacando rápidamente e intentando conseguir el mayor botín posible, retirándose tan rápido como llegaron.


Con el tiempo, se volvieron más audaces, llegando a ocupar y asentarse en gran parte de Europa, donde no solo buscaban nuevas territorios, sino también con miras a incursiones posteriores.
Mientras que la colonización noruega daba origen a los saqueos, las incursiones danesas buscaban el establecimiento de colonias. Muchos de estos colonizadores, eran desterrados, por lo que mantenían poco contacto con su patria, por lo que al inicio, cuando se establecieron en Frisia (Holanda) y más tarde en Inglaterra y Francia, fueron aceptados por los nativos de lugar, unas veces como conquistadores, otras como vecinos.


En el año 850, grupos de noruegos ya se habían establecido en Irlanda, en tanto que los daneses ocuparon en el 878 un área conocida como el Danelaw, en el nordeste de Inglaterra, en los alrededores de la ciudad de York, desde donde se dedicaron a explorar, no sin librar en ocasiones choques sangrientos con la población nativa. Estos vikingos, con el tiempo, no solo fueron asimilados, sino que se sometieron a reyes nativos. En Inglaterra, el último rey escandinavo (Erik Hachasangrienta) fue depuesto el año 954, por lo que los nortumbrios, de ascendencia inglesa y escandinava, aceptaron la autoridad del rey inglés, naciendo así el reino unido de Inglaterra.


Saqueo.


Las primeras incursiones vikingas, se llevaban a cabo en verano, aprovechando el buen clima, pero a mediados del S. IX, comenzaron a establecer en Europa asentamientos, desde los cuales podían iniciar nuevas expediciones de conquista, así como la creación de nuevos asentamiento.


El primer ataque a la región inglesa se dará el 8 de junio de 793, cuando el monasterio de Lindisfarne es saqueado y sus monjes asesinados, Al año siguiente, hubo otro ataque, esta vez, a la abadía de Iona. En 795, realizaron incursiones en la costa norte de Irlanda. Iona fue atacada otra vez, en el año 802.
En 865 comenzó la colonización de Inglaterra, por parte de vikingos daneses, con la llegada del “Gran Ejercito Danés”, integrado por varios miles de hombres, quienes lograron hacerse con vastos territorios al norte de Inglaterra y Escocia. Antes de su llegada, las hordas vikingas solo habían desembarcado en el litoral británico, pero sus ataques se habían evitado con el pago de un impuesto, conocido como Danegeld.


En 867, York fue tomada y en el año 870 los vikingos ya controlaban los reinos de East, Anglia, Mercia y Northumbria. Solo la región de Wessex, dirigida por Alfredo el Grande, logro mantenerlos alejados, ya que al ser derrotados en 878, se establecieron en el Danelaw, como parte de un tratado en donde se les ofrecía la mayor parte del norte del río Támesis. La ciudad de Londres quedaría en manos danesas, hasta su reconquista inglesa en 886.


El final de la presencia vikinga en Inglaterra, fue el intento de invasión del rey Harald Hardrada, quien fue derrotado y muerto por el rey sajón Harold II, en la batalla del puente de Stamford, en 1066. De esta manera, se cerraría su ciclo histórico como pueblo.


Ese mismo año, Guillermo el Conquistador, rey de Normandía y descendiente de vikingos que se asentaron en la región, venció a los anglosajones en la Batalla de Hastings, convirtiéndose en el rey de Inglaterra.

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